La niña que coleccionó plumas

Marta Oliveri: Cuento ‘La niña que coleccionó plumas’

Marta Oliveri
Marta Oliveri
Imagem criada por IA da Meta - 17 de setembro de 2025, 
às 19:58 PM
Imagem criada por IA da Meta – 17 de setembro de 2025,
às 19:58 PM

Los que saben, dicen que  mi naturaleza es simple contingencia:

Nazco como la hoja en primavera, me atormento de esperanzas durante la estación de las flores y los frutos, el otoño con su inmensa risotada amarillenta me declara prescindible de la vida del árbol…

Y aunque he vivido más que una hoja, ciertamente, esto no me impidió comprender que el destino es igual de cruento para todas las criaturas volátiles; debo admitir mi estirpe de pluma insignificante reunida como caricia a mi dueña al humilde soplo de sus alas.

Gracias a los relatos de mis antepasados tuve la fortuna de adquirir cierta cultura en lo que respecta al mundo de las criaturas aladas.

Supe de  Céfiro, el antiguo  Dios viento de los  griegos, esos hombres que amaban el placer y vestían a sus dioses con galas extraordinarias.

Cierta vez  mi tártara abuela que casualmente había rodado por los parajes de la lejana Grecia, me relató la historia de un hombre con alas brillantes en los pies que llevaba mensajes entre dioses y hombres, su nombre era Mercurio o el imprudente Icaro que imaginó ser águila cuando sólo unas alas de cera habían vestido su cuerpo, el sol pudo más que su soberbia. 

Notable es la vida de una pluma, he conocido hermanas de las más distintas especies, recuerdo la profunda admiración que sentí al observar detrás del cristal de un museo de reliquias la pluma de los grandes espíritus de las letras. Y aquí quiero hacer un pequeño apartado, admito mi debilidad por lo humano. Los hombres sueñan con volar, como yo sueño con el bien morir en esta avanzada etapa de mi vejez, los hombres sufren, porque el deseo, queridos amigos míos , hace sufrir en la medida en que es irrealizable y nada hay mas preciado a la raza humana que el solemne aprecio por la infelicidad…Sólo para reivindicar su condición de dioses exiliados; que gran bulla alrededor del pacifico mundo donde corren los ríos, las águilas hacen su nidos en las cumbres y los topos su no menos respetable imperio debajo de la tierra. Sin embargo debo reconocer que tal vez sea por esta ambigua condición  entre área y terrestre, mortal y mítica como  nuestro gran paradigma el ave fénix, tenga yo un corazón cargado de sueños irrealizables, allí donde los pensamientos del humano derivan, nosotras las plumas  tomamos destellos de sus anhelos y crecemos con el mal de la compasión humana, que ciertamente no es el mejor destino para el vuelo de un pájaro.

 El caso es que desde los principios de los tiempos nos fue menester cargar con esta pasión inútil de nuestros hermanos bípedos, planos enmarañados, maquinarias grotescas  confundiendo la serenidad del infinito con la velocidad (he aquí la verdadera equivocación del  hombre).

  Pero como habito un simple espacio de relato debo atender a mi realidad, que desafortunadamente conoció apenas los escombros de la Plaza del Congreso.

Todo empezó el día en que una extraña niña se detuvo frente a nuestra dueña.

En lo que respecta a mi posición puedo asegurar era más que lamentable puesto que mi dueña era una vieja paloma  comedora de migajas y la vejez y la mala alimentación habían terminado con su salud

 Mis hermanas  cayeron junto con ella a la alcantarilla y yo en precario equilibrio traté de mantenerme al borde de la vereda. Así estaban las cosas entre el naufragio y el peligro de las pisadas distraídas, cuando dos ojos del color exacto del infinito posaron la mirada sobre mí, oí una voz  que susurraba

 _ Pobrecita.

 Y sin agregar palabra la pequeña  me levantó del cordón de la vereda alisó mi cuerpo entumecido y me puso en su bolsillo.

Que tibieza me amparó allí dentro alguna vez pensé emocionada yo fui abrigada por un hueco redondo y tibio donde un avecita crecía.

 Largo rato me dejé arrullar por el vaivén de sus pasos.

No sabia que podía depararme el destino pero al menos no terminaría putrefacta en las alcantarillas como mis desdichadas hermanas. La vida  me ha reservado otro propósito pensé y me quede profundamente dormida

                  Primer Sueño de la Pluma

  Por si cabe alguna duda las plumas también sueñan como lo hacen los caminos, la arena que la roca abandonó en la playa y los remolinos de los mares. Todos sueñan menos aquellos cuya ciencia les impide comprenderlo.

 Y la pluma soñó que en un extraño sitio una mujer desplegaba sus alas desnudas  y ella entre millones de criaturas de su naturaleza llevaba el espíritu de su pluma muerta, ella gris y levemente rala entre la gloria de los pavos reales, la nieve de la gaviota, la espada profunda del águila y los infinitos abanicos del colibrí. Cuánto más reconocería plumas de cisne, de pato e incluso de gallina. 

La noche brillaba roja bajo una luna de amapola. La mujercita alada murmuró  palabras de despedida: un hondo quejido aquel que une al dolor y al placer  en el descubrimiento de la armonía suprema estalló de su garganta de pájaro y se elevó hacia el horizonte. “aquel eterno fugitivo”

                                                                       ***

 La despertó del sueño un suave apretujón, la niña la había tomado y con suavidad la depositó en un jarrón de vidrio, un humilde jarrón sin ornamentos junto a otras de su clase: plumas enfermas de palomas recogidas al azar en el trayecto hacia las plazas.

Se sintió agraviada:

“¿Qué podía tener que ver semejante espectáculo con el maravilloso sueño que acababa de vivir? ¿cual era el verdadero propósito de su existencia? se preguntó molesta ante su nueva situación.

 Las otras la miraron  burlonas

 _ Lindo lugar al que has venido a parar.

   Y una con bastante insolencia agregó riendo:

_más te habría convenido recorrer el excitante paisaje de las alcantarillas, al menos te habrías ahorrado este ridículo final-

“¡final!  A que se refería? ¿acaso este sería  su irremediable destino?”

  La mas anciana, una pluma a la que solo le quedaba el cabo concluyó:

_ Lo mejor es que busques una buena forma de morir. La niña  que nos trajo aquí es un pequeño  monstruo ya lo verás tu misma.

 La pluma tembló y trató de acurrucarse en algún sitio del resbaladizo jarrón pero no había forma de hacerlo  y además el insomnio se apoderó de ella.

De modo que aquellos ojos del color del infinito y aquel sueño al vaivén de los pasos infantiles no eran más que un engaño. La niña la había hechizado con un sueño, y  según sabía por su tatarabuela hubo hechiceras en la antigua Grecia que sumían a sus víctimas en bellos sueños para después transformarlos en criaturas deleznables.

Efectivamente pensó: ” la niña debía ser una pequeña hechicera y vaya a saber que extraño fin les tenia preparado”.

 ***

Muy temprano a la mañana la vieron llegar en puntas  de pie, resultaba obvio que aquello era un macabro secreto que posiblemente escondería del resto de su familia pensó la pluma, eso claro en caso de que el  resto de su familia  no fuera de su misma estirpe cosa que no le pareció exagerado imaginar:

 La pluma vieja alertó

–   Atención  que ahí viene, vaya saber que se trae entre manos esta mañana-:

–   La  pequeña se acercó al jarrón lo dio vuelta y dejo caer las plumas sobre la mesa.

–   -Es nuestro fin sentenció por lo bajo la pluma anciana-

–    nuestro fin- musitaron a coro las más jóvenes y un sepulcral silencio se hizo entre ellas.

 La niña las tomó suavemente una por una y las colocó en fila

 – 1-2-3— 18- …24… Su carita se puso sombría –

-Nunca podré juntar tantas y algunas ya se han echado a perder.-

 La anciana se sintió aludida

“Me romperán en pequeños pedazos” iba a decir, pero  no atinó a abrir la boca porque al instante  la  pequeña la tomó entre sus manos y acarició el tallo casi calvo

– fuiste la mas fiel, cuando pueda juntar suficientes tu serás la que nos guíe,-

 Después tomó a todas delicadamente y las apretó contra su pecho  –

 Alguna vez serán suficientes tengan paciencia- 

Y se retiró  de comedor en puntitas de pie.

 Aquello desconcertó a la nueva inquilina en verdad la niña no  parecía ningún monstruo, La pluma anciana adivinó su vacilación y dijo:

– El mundo está lleno de artimañas mi querida. Acaso ustedes no saben que de las mejores “intenciones está hecho el camino al infierno”

_ No confíe en las apariencias, muchacha, los humanos no tienen piedad con los pájaros esto lo sabe el mismísimo señor que nos alumbra. Ya volverá   y hará con nosotras toda clase de jugarretas,  los humanos aman la tortura, mi querida, porque prolonga el sufrimiento de la criaturas frágiles como nosotras, matar ya no le alcanza a la humanidad, acaso puede discutirme eso?-

 No claro que no – respondió la recién llegada admitiendo la contundencia de los argumentos de la anciana.

 – Estas pobrecitas ya ni hablan esperan pasivamente la muerte, han perdido hasta la voluntad de la queja. –

 Yo jamás me callaría  se encrespó la  pluma nueva.

 Eso habla bien de Ud. Ojalá encuentre la forma de que alguna buena ráfaga la libere  en un descuido  cuando la mucama abra los ventanales, ella afortunadamente es indiferente a nuestra existencia.

 La plumita respiró aliviada su hipótesis de la confabulación familiar había quedado disipada.

 Exhausta se quedó dormida.

2º Sueño de la Pluma”

Lo primero que vio fue la habitación en penumbras de una niña, luego escuchó que una criatura que no parecía de este mundo estaba sentada en la cama  hablando con la pequeña- imaginó que seria Alguna imagen fantasmal  o la mismísima Circe impartiendo sus directivas para ayudarla a llevar a cabo el  hechizo.

 Pero fue grande su sorpresa cuando vio una  a un  gris ruiseñor gorjeando las tristes baladas del jardín de la muerte, en verdad al acercase mas la pluma vio que el pequeño ruiseñor apenas sobresalía de un enorme libro de cuentos que la pequeña acariciaba sin cesar  –

– Tú le devolviste la vida al emperador ¿Por qué? – preguntaba la pequeña.

 El ruiseñor gorjeo- Sólo fue para que comprendieras que la vida es más apreciable que la corona y que los sueños de un pájaro no caben en los palacios de la tierra.

La niña se echó a llorar.

 – Soy muy infeliz pequeño ruiseñor-

 – Porque vives en el palacio de la tierra y  la tierra se hunde ante el peso de los soberanos-

-No- contestó la niña- Porque no creen en lo que digo. Bien sabes como se burlan de mi cuando junto plumas. Ellos dicen que sueño tonterías y no cumplo con los deberes.

– El único deber es tu felicidad-contestó el ruiseñor

– Me dicen que mi cabeza no está bien,con nadie puedo hablar de mi secreto.

Y la niña siguió murmurando y finalmente se quedó dormida sobre la estampa del ruiseñor.La pluma estaba conmovida: de modo que la pequeñita sólo las coleccionaba para poder volar.

Corrió en su sueño para contárselo a las demás, pero una fuerte ráfaga la despertó;  las ventanas que daban del comedor al jardín estaban abiertas de par en par y el viento zumbó colándose entre las cortinas  un viento de tormenta  hizo temblar la araña y tambalear al jarrón que terminó cayendo contra el algarrobo pulido de la  mesa y estallando en mil pedazos,  las plumas revolotearon sin rumbo por el recinto, algunas por ventura salieron por la ventana,  otras fueron, como la pluma anciana, simplemente barridas por la mujer que hacía la limpieza.

 Pero ella que había escuchado el sueño de la niña  voló  donde el viento la llevara pregonando su anhelo.

 El coro de los vientos aún transmite el mensaje:

– Cuando junte suficiente plumas volaré con las alas de los pájaros  y tendré el itinerario de los vientos.

               Epílogo

 Una mujer sueña su sueño la contempla Céfiro y el dios de las alas de plata, las plumas de todos los pájaros que han muerto vuelan hacia ella y la cubren de un  manto de plumaje multicolor. 

Entonces la mujer levanta vuelo en la noche color de amapola, gime de dolor y de placer, por fin se detiene ante el canto de las esferas que le anuncian el retorno de lo eterno.

Marta Oliveri

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