Elegía por los niños violados de Pennsylvania

Humberto Napoleón Varela Robalino

Poema ‘Elegía por los niños violados de Pennsylvania’

Humberto Napoleón Varela Robalino
Humberto Napoleón Varela Robalino
Imagem criada por IA do Grok
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Pennsylvania!

Pennsylvania!

Tus catedrales pesan ceniza humedecida en llanto

sonidos fugitivos las campanas

clavos martillados en leñosos troncos

coro de ángeles flagelados

silencian los ecos en las sombras

mientras vitrales sulfurosos ocultan siluetas fantasmales.

Cuando el abecedario deletreaba la inocencia

desde las cornisas

descendieron íncubos obscenos

pederastas obesos

dragones lujuriosos

pedófilos sedientos

y rasgaron la piel de la ternura.

Ningún balcón del mundo para la disculpa

ninguna disculpa es justicia

la justicia es palabra intacta

no impunidad silencio cómplice;

en los libros sagrados “tarda pero llega”

en el libro de los hombres “letra muerta”.

Pennsylvania!

Pennsylvania!

Llorad los trinos degollados

las aguas enturbiadas por todos “los pilatos”

la primavera pisoteada por “atilas”.

Llorad!

Llorad!

Un llanto inagotable sobre los montes Apalaches

Llorad!

Llorad!

una ruidosa ira sobre los nombres de los insensatos

Llorad!

Llorad!

una vergüenza de ojos perforados sobre los indolentes:

desenraizaron la utopía

borraron la línea de los labios

suplantaron lo divino

mancharon la fe con impudicia.

Llorad!

Llorad!

por vuestros hijos robados la ternura

Llorad!

Llorad!

por vuestro hijos robados la inocencia:

la infancia es descuartizado cuerpo picoteado por los cuervos.

Si aun crees en algo

si aun recuerdas el rostro de tus padres

que sea el llanto de los niños en pleno desamparo

los pequeños cuerpos fracturados

los pequeños ojos extraviados buscando el cielo:

sea la voz de tu conciencia que te llame.

Si acaso te duele el llanto ajeno

si tienes párpados para dejar correr las lágrimas

si está vacía la silla de los reos

si hay una piedra negra donde escribir sentencia:

dejad que los niños vayan a Dios

hablen con Él

pinten sus manos de arcoiris

jueguen juntos

renazca la ternura

reviva la inocencia

retorne la esperanza.

Humberto Napoleón Varela Robalino

Quito, 1 de setembro de 2018

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De la penumbra la silla y un gato de porcelana

Humberto Napoleón Varela Robalino

‘De la penumbra la silla y un gato de porcelana’

Humberto Napoleón Varela Robalino
Humberto Napoleón Varela Robalino
Imagem isenta de direitos autorais
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En la penumbra

en ese reino de lo claroscuro

la luz y la sombra saldan diferencias

o la rendija de la puerta

una caravana de camellos azules

entra al reino de los hombres

las realidades piedras bancas piedras negras

lisas piedras piedras asperas

piedras de rio piedras de la calle

para tropezar todos los días.

La memoria que no esconde las verdades

el silencio cuenta los aciertos.

Lo más distante en el amor es la caricia

el acabose lo mas cerca de la vida.

El tiempo simplemente un mamut con alas.

Afuera la carcoma de los dias

las pesadillas de la noche

las parábolas pájaros de fuego que chamuscan dioses

Ahí

en ese mundo de lo claroscuro

la silla cobra vida

–Vuelven las raíces las hojas y las flores-

Siente

sudan las resinas junto a los seres que se aman

que se clavan

que se rompen

también baila

zapatea

taconea

pierde el equilibrio en el vuelo de los amantes

que se hacen trizas aferrados a las costillas de madera

tablero de ajedrez la silla

agonía y resurrección el jaque mate.

Mientras un gato de porcelana en la repisa

como que el bigote se lamiera

en los ojos encendiera pipas de deseos

las garras atraparan enchocolatadas figuras voluptuosas.

Del teclado de un viejo piano salen los maullidos.

Gemidos irreverentes espantan solitarias mariposas.

Un zapato roto el sueño cae en el tejado.

Ahí en la penumbra

sobre el tablado de la silla

un charco de vino dulce

lame el gato.

Humberto Napoleón Varela Robalino

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